Durante los últimos años, gran parte
de la población que se ha visto en la calle ha optado por buscar alternativas,
con el fin de poder seguir obteniendo un sueldo al final de cada mes. A pesar
de que en este último año estamos aconteciendo a una recuperación
macroeconómica, son muchos los aspectos que siguen preocupando a nuestra
sociedad, y en especial, la gran tasa de desempleo, la cual se encuentra en
23,4%. Por ello, debido a la reducida
oferta de empleo, la única solución era y sigue siendo el autoempleo, según
recogen las fuentes estadísticas nacionales. Pero, ¿en qué puedo
autoemplearme?, ¿existen probabilidades de éxito?
Preguntas como éstas son las primeras que se vienen a la cabeza. La mayoría, y como es
lógico buscan continuar realizando el trabajo que estuvieron desarrollando
hasta hace poco dentro de la respectiva empresa que formaban parte, lo cual es buena elección, ya que la externalización por
parte de las grandes empresas ya es una práctica muy normal.Sin embargo, esta
elección es viable, siempre y cuando las características del trabajo que
desenvolvíamos anteriormente pueda ser posible de manera autónoma, lo cual cada
vez más difícil, debido a la alta tecnología y las economías de escala. Además,
destacamos como problema los altos costes burocráticos y económicos para llevar
a cabo la creación de la empresa, los cuales dificultan más el paso hacia el
emprendimiento.
No obstante,muchos de los parados no pueden acceder al
mercado laboral realizando la misma actividad que desempeñaban anteriormente, y
es ahí cuando surgen las grandes dudas que mantienen al desempleado desvelándole
noche tras noche esperando una llamada que muy difícilmente llegará. Y en estas
situaciones, es cuando debe surgir la pregunta del millón. ¿Y si en vez de
esperar la llamada buscamos la bombilla?
Paradójicamente, esta situación representa un dilema en los
parados, ya que se lo único que se generan son dudas y más dudas, y una escasa
seguridad en el nuevo camino que se inicia. Cabe destacar que reinventarse no
es una supresión del trabajador por cuenta ajena ni mucho menos, más bien un
punto de inflexión en la trayectoria profesional. Realizando una visión histórica se deriva que
los grandes proyectos no nacen de un
gran colectivo, sino del ingenio de la persona, tal como dijo Larry Page,
co-fundador de Google: “No necesitas
tener una empresa de 100 personas para desarrollar esa idea”, y esa es la
idea a concebir por cualquier parado en esta situación. Podría realizar citas y
citas de emprendedores que tuvieron que enfrentarse a esta situación y hoy en
día se encuentran en las listas de las personas más ricas de su país,
continente o del mundo en general. Sin embargo, tampoco es mi intención, ni es
apropiado, relatarles historias de éstas personas, ya que cada proyecto es un
mundo, y los condicionantes de ese mundo son infinitos, por lo que cada idea
requiere de un estudio personalizado. Con
ésto, lo único que quiero es invitar a nuestra sociedad, la cual,
desgraciadamente, se encuentra muy degradada, a reinventarse, a buscar nuevas
salidas. Señores, todos los caminos llevan a Roma, inventen su camino.
Por último, no se me ocurre mejor manera de finalizar que
con el gran Steve Jobs, emprendedor por naturaleza, el cual supo sobreponerse a
los obstáculos de la vida, gracias a su mentalidad reinventadora: “Tu trabajo va a llenar gran parte de tu
vida, y la única forma de estar realmente satisfecho con él es hacer lo que
creas que es un gran trabajo. Y la única manera de hacer un trabajo genial es
amar lo que haces. Si no lo has encontrado, sigue buscando. No te detengas. Al
igual que con todos los asuntos del corazón, lo sabrás cuando lo encuentres. Y,
como cualquier gran relación, sólo se pondrá mejor y mejor, conforme los años
pasen. Así que sigue buscando hasta que lo encuentres. No te detengas.”
A.A
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