jueves, 23 de abril de 2015

Artículo de opinión estudiantil:¡SON UNOS HIPÓCRITAS!

           ¿Quién es un estudiante para la sociedad? ¿Alguien al que mantiene la población con sus impuestos? ¿Uno ‘de esos que viven del cuento y para la fiesta’? ¿Ese joven que sacará a su país de la miseria? Como puedes comprobar estas son las respuestas que, a pie de calle cualquier persona responde ante la pregunta con la que he iniciado este artículo. Es sorprendente como la imagen que ofrecen los estudiantes al conjunto de la población (en general, salvo excepciones) se ha ido denigrando con el paso del tiempo. Pero quien nos califica de esa forma peca de ingenuo al generalizar con esta afirmación. Pero bueno, cada uno a lo suyo.

            ¿Cuántas veces habremos  escuchado que nosotros, los estudiantes universitarios, somos los que mejor vivimos? No podemos negar que esta es una de las mejores etapas de nuestra vida, pero también es arriesgada y sacrificada, pues nos jugamos un futuro incierto, y en la mayoría de los casos prometedor. Pero algunas figuras del ámbito público y político a las que, cariñosamente podría calificar de ‘personajes y embaucadores’, se han encargado de enturbiar nuestra imagen hacia el resto del mundo. Quizás ello sea otra consecuencia de ciertos comentarios inapropiados hacia la comunidad estudiantil.



           En este tiempo, como bien es sabido por todos, han sucedido numerosas manifestaciones en defensa de la Enseñanza Pública, de reducir las tasas universitarias o el rechazo ante la nueva Ley LOMCE.  Y es deber de todo universitario defender sus derechos, así como el involucrarse en actividades educativas y formativas. Pero esto último suena muy utópico, ¿verdad? Sí, lo es. Si bien realizo esta afirmación es porque antes de redactar este manifiesto he captado opiniones de algunos universitarios en los medios de transportes que alcanzan la Universidad. Algunos, ante la pregunta de qué significaba la Universidad para ellos/as, me respondían que era un lugar donde pasar el rato con los ‘amiguetes’, otros que era una oportunidad (y cito textualmente) para encontrar a ‘tías buenas’, y otros pensaban que solo servía para ir a clase y ya está. Cansado de escuchar ‘el mismo discurso’ me sorprendió la respuesta de un chico. Este chico me dijo: “para mí la Universidad es una oportunidad de demostrar a la sociedad lo que valgo, de aprovechar el esfuerzo de mi padre y de empaparme de todo lo que pueda aprender”. Alguien que escuche esa respuesta pensará: ‘éste es un bicho raro’. Error. Eso demostraría que estamos forjados de prototipos anticuados, y que la gente diferente y comprometida con los proyectos de estudios universitarios que llevan adelante ‘no están modernizados’.

             Y digo todo esto porque, mientras estos compañeros de Universidad consideran a ésta como un mero lugar lucrativo y de ‘estudio obligado’, en sus ratos libres se dedican a encabezar manifestaciones para reclamar una  mayor cantidad de Becas, y más facilidades para desarrollar los planes de estudios. Con esto demuestran una cosa: QUE SON UNOS HIPÓCRITAS. Son todos aquellos los que, diariamente luchan y se esfuerzan por sacar adelante sus estudios, ya sean a través de las clases, o través de formación extracurricular tienen el derecho de defender lo nombrado en renglones anteriores, y son muy pocos los que lo hacen, pues la palabra ‘COMPROMISO’ está en números rojos entre nosotros.

             Para colmo existe en nuestro entorno político un sector de ‘mal-educados’ y sobre todo ‘ignorantes’ que necesitan mantener esa masa de estudiantes ‘zombies’. La necesitan por dos razones muy sencillas: para manipularlos a favor suyo, y para que no piensen. Los políticos, aunque a muchas de esas personas sus cargos se les quedan grandes, y algunas que no tienen (de momento ningún cargo público) hay ‘coletas’ que también les quedan grandes, necesitan que la juventud no piense. Quieren que seamos unos verdaderos inútiles sin capacidad de razonamiento y liderazgo. Una de las formas de conseguirlo es través de las aulas donde, una gran mayoría de profesores (de diversas ramas de conocimiento) se dedican a impartir ‘grandes clases magistrales de política demagoga’ en vez de llevar a cabo la labor de enseñar aquellos conocimientos para los que están capacitados, y que la ejerzan con profesionalidad.


             Estamos hartos de que nos tomen el pelo, de que cualquier discurso político tenga cabida en las aulas universitarias, y que nos falten el respeto. La Educación es libre, pero no adoctrinadora, pues muchos confunden ‘la libertad de expresión con adoctrinar’. Recuerda que, como vulgarmente se dice, “las opiniones son como los ‘traseros’, cada uno tiene el suyo propio”. 

G.V.L

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