viernes, 8 de mayo de 2015

Crecimiento demográfico. Un gran reto social.

               Hace unas semanas comenzamos en clase de Economía Mundial a tratar temas como la cooperación internacional, ayuda al desarrollo para países que se encuentran  débiles económicamente, la huella humana y otros epígrafes similares. Esto hizo que  indagara sobre el asunto hasta que empecé a encontrar una gran cantidad de titulares similares acerca de algo que, en parte, me sorprendió y me hizo replantearme varias cuestiones. Sí. Os hablo de las perspectivas realizadas en torno a la población mundial, estimando el aumento de la misma en casi 10.000 millones de personas hacia 2050. Parece una fecha un tanto lejana pero deja de serlo cuando comienzas a analizar la evolución que soporta la población de los países.
           

Fuente: Elaboración propia.
              
               Los datos obtenidos nos muestran un claro estancamiento en el Antiguo Continente (Europa), como bien queda reflejado en ambos gráficos en el caso de Finlandia y España. La crisis económica ha frenado el índice de natalidad, y por consiguiente ha crecido el número de ancianos. Este desequilibrio poblacional alerta de la necesidad de activar medidas estructurales, y no estaría mal promover algún tipo de incentivo (tanto económico como no económico) para aumentar la base de la pirámide poblacional europea. En cambio, los datos estimados para las próximas décadas avecinan un fuerte crecimiento en los países en vías de desarrollo. Más del 90% de este crecimiento se dará en Asia y África (Ver gráfico 1 y 2). Claro está que habrá una descompensación en cuanto a homogeneidad de crecimiento mundial. Si nos paramos a pensar en esta idea y en conocer al detalle las condiciones de la mayoría de estos países nos daremos cuenta de que estamos ante un grave problema mundial. No exagero.
           

       Fuente: Elaboración propia. 
    
                  Muchos países de Asia como Indonesia o India y de África como Angola o Bostwana no poseen infraestructuras necesarias para albergar tal cantidad de población. Por ello, uno de los retos a los que se enfrente la ONU tras el 2015 es la creación de proyectos urbanísticos sostenibles en estos lugares con el fin de dar cobijo a esta gente. El rápido aumento de población agrava además problemas sanitarios como la falta de agua potable, la propagación de enfermedades y cuestiones de índole social como la igualdad de género, la educación para todos o la maternidad sin riesgo. No obstante, cualquier medida irá de la mano de la implantación de nuevos sistemas generadores de energía. Está claro que todo esto necesita programas sustentados con importantes flujos de inversión tanto pública como privada. Por ejemplo, se está llevando a cabo la concesión de microcréditos en algunos países centroafricanos puramente agrícolas con condiciones muy asequibles a la situación de esos lugares. Ello permite que los agricultores puedan subsanar aquellos gastos dados por diversos motivos, ya sean climáticos o productivos.  
            
            Desde mi punto de vista creo que se deberían aumentar ayudas al desarrollo eficiente y a la cooperación a nivel gubernamental concediendo una mayor porción del presupuesto público a esto. En una sociedad cada vez más globalizada no podemos dar la espalda a aquellos que, en parte, gracias a ellos (me refiero a los países desfavorecidos) tenemos una gran variedad de productos que, en la mayor parte de los casos solo son ‘puro postureo’. La innovación juega un papel fundamental así como la educación y el uso correcto de la tecnología. No obstante se debe poner especial atención, pues no debemos confundir “cooperar” y “desarrollar” con creer que una cultura es superior a otra y por tanto implantarla a aquellos que consideramos ‘desvalidos’. A muchos que piensan en estos países se les pondrán en los ojos el símbolo del dólar o del euro. No olvidemos que la demagogia  y el populismo chantajista y totalitario de muchos de los gobiernos de algunos países pobres, que se han dedicado a robar gran parte de la ayuda internacional recibida a los desfavorecidos, no es más que el recuerdo de una serie de ideologías caducas e inútiles que solo han servido para corromper aquello que esos políticos (por llamarlos de alguna forma) denominan la ‘democracia’ del pueblo. Es un poco triste que el exceso de ambición no deje ver ni siquiera los ideales básicos de humanidad y ayuda a los demás.

‘No des a los demás lo que no quieras recibir tú’.


G.V.L

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